Congreso Internacional : Los riesgos para la salud en la vida de una Megametrópoli.

Peligros para la salud en la vida de una megametrópoli, Octavio Rivero Serrano

Cuando coordiné el Programa Universitario de Medio Ambiente, hace casi 20 años, tuve la oportunidad de acercarme al conocimiento de una serie de problemas que afectaban al medio ambiente y que afectaban la salud del ser humano, conocimientos distintos a los que tenía de los daños ocasionados al aparato respiratorio por la contaminación del aire.
En la rica experiencia de esos años, tuve la oportunidad de conocer y tratar con expertos en medio ambiente de diversos países y algunos conceptos fueron claros para mí desde entonces. Uno, la medicalización que restringe el concepto de bioética. Siendo importante la ética médica, la bioética permite una visión mucho más completa de la vida de los seres vivientes y aún de la salud del ser humano. Algunos avances en el conocimiento y en la tecnología en medicina explican esta tendencia. La conservación de la biodiversidad, el uso de los suelos, la provisión de vivienda en condiciones aceptables, la provisión de agua, el tratamiento de aguas residuales y el manejo de desechos, entre otros muchos temas, repercuten en la salud del planeta y del propio ser humano.
Otro de lo conceptos que más llamaron mi atención fue el descrito, por diversos investigadores como Cohen, Seidl, Bettencourt, entre otros, y que Mc Michel trata extensamente en el libro Planetary Overload, lo relativo al concepto de “capacidad de carga” de una población. Desde entonces, han aparecido muchos estudios relativos a este problema, algunos tratan, con formulas matemáticas, de explorar los límites de capacidad de carga del planeta. Se insiste en que el concepto tiene que ver no sólo con la capacidad de obtener alimentos para estas poblaciones crecientes, sino que intervienen muchos otros factores, como vivienda, agua, desechos, empleo, transporte y educación para evaluar si una población ha excedido la capacidad de carga del sitio en que vive.
Es preocupante el crecimiento de las poblaciones, por el ritmo acelerado con que han crecido en décadas recientes. La duplicación de la población tuvo un ritmo controlado durante varios siglos; sin embargo, ha acelerado su ritmo a tal grado que para duplicarse por última vez solo se necesitaron treinta años. En México la población incrementó de 25 millones que tenía en 1950 a casi 67 en 1980; y de esta cifra aumentó a más de 100 millones en los siguientes 20 años.
El crecimiento, sin duda, más impresionante es el de la Ciudad de México, que pasó de dos millones de habitantes a mediados del siglo, a alrededor de 20 después de 50 años; si se toma en cuenta no sólo el Distrito Federal, sino lo que se ha llamado la Zona Metropolitana del Valle de México, la población se multiplicó por diez.
Lo sucedido en este caso, es un hecho insólito. Aumentar la población diez veces en el lapso de cincuenta años, es en sí un experimento demográfico, económico y social con muchas implicaciones.
Al margen de considerar si este hecho afecta la “capacidad de carga” de la ciudad, he sido testigo del cambio de vida en la misma por este crecimiento. La vida en la ciudad es completamente distinta de lo que era hace cincuenta años. De los cambios que he presenciado, algunos son consecuencia de sobrepasar la capacidad de carga de una población: problemas para proporcionar empleo, vivienda, salud, educación, agua, manejo de desechos, transporte, entre otros satisfactores indispensables, así como pobreza y violencia creciente, éste último que se ha magnificado por el incremento de la adicción al alcohol y a otras drogas.
Aunque desde el punto de vista político se distingue la Ciudad de México de las áreas que la rodean y de algunas zonas que pertenecen al Estado de México, que en conjunto conforman la Zona Metropolitana del Valle de México, concepto que permite estudiar, entender y proponer soluciones a problemas que existen y que no distinguen los límites políticos entre el Distrito Federal y el área metropolitana Los problemas derivados de la vida en las grandes metrópolis ha llamado la atención de todo el mundo en la última década, coincidente con la tendencia a vivir más en áreas urbanas que en el campo. Por ello, hemos creído oportuno convocar a expertos en distintas áreas, con el objeto de analizar los problemas derivados de vivir en una gran metrópoli y sus posibles consecuencias no sólo en la salud, sino en diversos aspectos de la vida de sus habitantes.
Espero que del análisis que se realice en esta reunión, se propongan soluciones a problemas que han surgido en las últimas décadas en la vida de nuestra Ciudad.